El incombustible cantante ofrece en Gijón un concierto de tres horas y 40 canciones

pablo antuña / e. viñuela gijón 19.05.2017

Fue llegar la quinta canción, con «Mi gran noche», y el teatro de La Laboral se vino abajo con Raphael. Porque el popular cantante andaluz tiene algo especial. Cuenta con temas que son himnos, que pasan de generación en generación. Y sigue teniendo una chispa especial que hace que sus conciertos sean únicos. Como si no pasasen los años por él. Ayer triunfó y se ganó al público asturiano desde el primer minuto. Ofreció un concierto de tres horas, con un repertorio de cuarenta canciones, y mezclando los sonidos de siempre con los más actuales, de un tinte más rockero. Raphael lo da todo en el escenario, tiene mucho oficio, voz y cuenta con una puesta en escena potente. Y hoy volverá a repetir función en el Jovellanos para sus fans.

La primera ovación, con «Mi gran noche»

«Gijón tiene algo especial. Vine por primera vez hace 55 años y sigo viniendo», sentenció Raphael al inicio del concierto, recordando a la vez su primera actuación en la ciudad, en 1962 en el Club Náutico. El saludo lo mandó después de que sonasen «Infinitos bailes» y «Aunque a veces duela», en el arranque de la actuación. Eran canciones de un registro más rockero que, a su peculiar modo, Raphael las hizo muy suyas.

Había expectación por ver a Raphael en un teatro de La Laboral lleno hasta la bandera. Hubo ovaciones desde el primer minuto, per fue cuando sonó «Mi gran noche» , en el primer tercio del espectáculo, cuando los ánimos se desataron y el público empezó a corear.

Raphael continuó con algunas de sus canciones de siempre, como «Cuando tú no estas» o «Gracias a la vida». Y así, con mucha intensidad y emoción, se llegó al tramo final con tres exitazos que desbordaron la pasión del patio de butacas: «Escándalo» y «Yo soy aquel», para despedir su primer pase en Gijón con «Como yo te amo».

Al paso de Raphael por Gijón en su gira «Loco por cantar» aún le queda hoy otro concierto, también a partir de las 21.00 horas en el mismo escenario. Un espectáculo con un buen juego de luces y muchos músicos en el acompañamiento, con pantalla con proyecciones, y con el derroche de energía que acompaña al veterano artista allá por donde va.
Porque como reza el título de su gira, Raphael sigue estando «Loco por cantar», y el público, de todas las edades, tiene ganas de verle en acción. «En cada concierto no puedo obviar las joyas de la corona que tengo a lo largo de mi carrera y que el público quiere escuchar», señaló el artista en una entrevista en LA NUEVA ESPAÑA. Y dicho y hecho, porque de las cuarenta canciones que sonaron ayer más de una veintena sobreviven con mucha fortaleza al paso del tiempo.